Pasada la emoción eufórica de los primeros días , nos encontramos con la patética realidad .
Solo estábamos Eugenio Genest ( Auxiliar de Secretaría ) y yo ( la Directora ) , sentados ante un escritorio que nos habían prestado , en la sede de la Dirección Gral. de Escuelas situada en el Edificio 9 de Julio , tratando de inscribir a profesores y alumnos .
Profesores aspirantes había varios , con los alumnos fue un poco más complicado porque comenzamos en la última semana de mayo . Conseguimos 15 , entre parientes y vecinos del primer grupo docente .
Ya instalados en la Esc.Fray Justo , con algunos libros de aula donados , una resma de papel y las tizas que los profesores traían de las otras escuelas donde trabajaban , iniciamos las clases .
Comenzamos a cobrar nuestro sueldo normalmente , recién , dos años después . y…no todos . Desde el Ministerio de Cultura y Educación de la Nación fueron colocando las horas en presupuesto con cuenta gotas .
Sin embargo estábamos felices con esta patriada , enamorados de nuestra bellísima escuela .
Alguien sentenció alguna vez:
“A las grandes obras las piensan los locos sabios,
las ejecutan los luchadores incansables,
las disfrutan los inteligentes cuerdos
y las critican los inútiles crónicos”
Nosotros fuimos los luchadores incansables .
También hay muchos de los otros , los que disfrutan y los que critican.
Habría que agregar los que quisieron hacerla desaparecer por temor a la competencia o por aquello , tan común en San Juan: ” Yo soy si tu no eres “ que les permite aletargarse en una eterna siesta.